jueves, 24 de septiembre de 2015

Sudán manda en África

[Por José Luis Ruiz Mohedano de TresCuatroTres] Hagamos un experimento psicológico. Preguntémosle al futbolero de a píe sobre fútbol... africano. De primeras, obtendremos una nómina de estrellas nacidas allí. Drogba, Eto’o, Yaya Touré... todos juegan en equipos extranjeros. Como mucho, nos hablarán de Nigeria y Camerún, revelaciones de los 90. Y quizás algún aficionado entrado en años nos hable de los combinados árabes que sorprendían por su (falta de) técnica y sus looks estrafalarios. Pero, ¿y los clubes africanos? Sólo recordamos algún equipo que jugó el Mundialito, el mayor escaparate internacional, al que se llega ganando la Champions League africana. Su fase de grupos desemboca en semis. Se puede ganar en 8 partidos y ello ha provocado grandes alternancias. De hecho, la actual hegemonía del mítico Al-Ahly egipcio no ha impedido los triunfos de vecinos tunecinos o argelinos, ni el gran doblete del Mazembe congoleño (2009, 2010). Puede que tampoco impida el sorprendente éxito del fútbol de Sudán, que ha colado a dos equipos en las semifinales de este año. Porque en el fútbol africano ahora es Sudán el país que está de moda.

Concretamente una ciudad, Omdurmán, la más poblada del país (cerca de 3 millones de habitantes) aunque sea tachada de suburbio de la cercana capital Jartum. El destino ha querido que dos equipos de máxima rivalidad, pertenecientes a esta ciudad sudanesa, se encuentren ante la oportunidad de estrenar el palmarés patrio en la máxima competición continental. Al-Merrikh y el afamado Al-Hilal tendrán que deshacerse del USM Alger argelino, y del congoleño Mazembe si quieren lograr una final histórica. Una cita inédita que dejaría finalmente atrás la inestabilidad política de un territorio marcado por la guerra y la reciente escisión de Sudán del Sur en 2011. Un premio incalculable para los sudaneses, que viven bajo la dictadura de Al Bashir, pese a contar con numerosos recursos naturales, a destacar el petróleo y el algodón. Quizás desde este prisma se entienda la coexistencia de dos estadios de más de 35.000 espectadores en una ciudad tan modesta.
Para empezar a entender el éxito de ambos equipos hay que dirigirse al banquillo. En ambos casos nos encontramos con entrenadores extranjeros. En el caso del Al-Hilal, club con mayor prestigio, se ha depositado la confianza en el tunecino Nabil Kouki, que no ha logrado aún el prestigio que obtuvo como centrocampista. Por su parte, el Al-Merrikh, cuenta con la experiencia del trotamundos franco-italiano Diego Garzitto. El antiguo zaguero es un experto en el fútbol africano, como demuestra su bagaje en las selecciones de Togo y Etiopía o su período triunfante en el Mazembe congoleño. De hecho, ha sido míster de tres de los cuatro equipos semifinalistas: Mazembe, Al-Hilal y el actual, Al-Merrikh. Repetir el título cosechado en 2009 servirá de acicate para el preparador galo.

Aunque sin la materia prima, los jugadores, poco puede crear un entrenador. En este aspecto, Sudán se caracteriza por ser un país poco importador de futbolistas. La inmensa mayoría de los jugadores que defienden a la selección sudanesa juegan allí. El jugador sudanés, en definitiva no es dado a hacer las maletas y esto provoca que en los dos grandes, de los que hablamos, se cuente desde la modestia con lo mejor del país. En el Al-Hilal destaca el portero internacional camerunés Feudjou, el medio brasileño Andrezinho y los locales Masawi y Tahir. Por su parte, el Al-Merrikh cuenta con el portero ugandés Salim, el defensa Omer y los delanteros Coffie, ghanés y Lebri, marfileño.

En definitiva, el caprichoso devenir del fútbol africano hace que hoy pongamos nuestras miras en Sudán. Probablemente nadie se acuerde del fútbol de Sudán, hasta que algún club de este país dispute el Mundialito. La oportunidad al alcance de la mano, en una Champions League africana histórica. Porque no todo es Camerún, Egipto o Nigeria...

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